Sagan Tosu y retirada
2019
El 2019 arrancó con una nueva temporada llena de grandes expectativas en el Sagan Tosu. Tenía la firme sensación de que aguardaba un gran año para el equipo. El nuevo cuerpo técnico, las incorporaciones a plantilla, el calor de nuestra afición y la determinación para sumar puntos y ganar desde el principio eran el camino a seguir para dejar atrás los apuros de la campaña anterior. En cuanto a la J1-League, la llegada de nuevos jugadores -entre ellos los españoles Isaac Cuenca y David Villa- auguraba un año vibrante en el que la calidad del campeonato seguiría creciendo.
Sin embargo la temporada se desarrolló con resultados que no respondían a nuestras expectativas. Eso condujo a un relevo prematuro de nuestro entrenador, Lluis Carreras, tomando las riendas el equipo técnico con el que conseguimos mantener la categoría el año anterior.
Comencé a percibir que no estaba lejos el momento en que podría no rendir en el campo de acuerdo a mi propia autoexigencia. No quería llegar al punto de saltar al terreno de juego y no disfrutarlo, por lo que tomé la decisión de poner fin a mi carrera antes de que se diera esa sensación que deseaba evitar a toda costa.
¿El momento del adiós? Vi una fecha especial en el calendario de la J-League y no lo dudé: el partido frente al Vissel Kobe de mis amigos Iniesta y Villa -23 de agosto-, con los que compartí grandes momentos de mi carrera, sería el de mi última aparición como profesional. Busqué un momento icónico para el final de mi actividad deportiva y no había mejor manera que hacerlo ante la afición del Sagan Tosu y frente a dos amigos con quienes compartí grandes momentos en la Selección.
Quedaban dos meses justos para la fecha y durante ese periodo traté de disfrutar al máximo de cada partido, cada instante y ayudar al equipo a mejorar sus resultados. Pude anotar mis últimos tres goles como profesional para el Sagan Tosu. Primero, con un doblete al Shimizu S-Pulse en J1-League y el último de mi carrera, en la Copa del Emperador frente al Kashiwa Reysol. Ese gol lo anoté en mi penúltimo partido y se cumplieron así mis deseos de competir hasta el final.
Y finalmente llegó el 23 de agosto. Para salir al campo elegí una camiseta especial que pude diseñar para la ocasión, similar a la que vistió el Atlético de Madrid en los años 90 y que yo mismo lucí en las categorías inferiores del club. También me la enfundé para la emocionante ceremonia de despedida tras el partido, quería que los colores rojiblancos me acompañaran hasta el final. No pude despedirme con un triunfo como me hubiera gustado, ya que el Kobe ganó el enfrentamiento deportivo. Pero lo que no faltó fue el cariño de todos. Junto a mi familia, mis amigos Iniesta y Villa, mis compañeros del Sagan Tosu y toda la afición pude sentir el respeto y cariño de todo el mundo del fútbol.
Cuando los focos se apagaron sentí que después de 18 años como profesional era la primera vez que podía disponer de mi tiempo, preocuparme de otras cosas diferentes al fútbol. Y lo más importante sin duda es mi familia. Tenía más tiempo para organizar viajes, para poder estar con ellos. También para retomar con ilusión proyectos personales y empresariales a los que antes no podía entregar tanta dedicación. Además, mi compromiso con el Sagan Tosu y el fútbol japonés propició que siguiera vinculado al club como embajador, un compromiso personal que me llevó a visitar de nuevo en noviembre ese gran país en el que disfruté de tantas experiencias y donde di mis últimos pasos como jugador profesional.
2020
Cuando estrenamos el 2020 era imposible imaginar lo que poco después sucedería. Un rival inesperado nos golpeó muy duro, a toda la humanidad. La pandemia mundial de la Covid-19 se llevó a muchos con la violencia de un huracán y nos encerró en casa. Tocaba velar por lo más importante: nuestra salud, la de nuestros seres queridos y la de toda la sociedad. El reloj del deporte también se detuvo. Pasados unos meses regresó el fútbol, pero sin su elemento más valioso y el que le da sentido: el calor de la afición en los estadios.
En este complejo escenario comencé mi preparación para formarme como entrenador, una de las tareas que tenía marcadas, y que pude realizar a pesar de las restricciones y medidas que la pandemia nos obligó a observar para preservar la salud de todos los que participamos.
En septiembre vio la luz un bonito proyecto en el que me embarqué durante mi último año de profesional: ‘Fernando Torres; el último símbolo’. Una película documental en la que eché la vista atrás rodeado de un gran equipo de profesionales para contar cómo ha sido mi historia: reflexionar sobre todo lo vivido desde que comencé en el fútbol, del primer día al último. Quise que tanto los buenos como los malos momentos, con sus luces y sus sombras, quedaran bien explicados para todo aquél que desee conocer mi carrera profesional contada desde dentro.